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Apuntes sobre Materialismo Libidinal

Publicada el 2025/08/22 - 2025/08/22 por styx

El pensamiento posee, invade y estremece la carne, emerge desde lo más bajo de la materia, no es propiedad. Detrás de cada acto de escritura, hay una posesión.

Este texto es una composición de diferentes voces registradas bajo el nombre de Nick Land, principalmente de Sed de Aniquilación, Nietzsche Chamánico y demás partes de Fanged Noumena. También hay ecos de voces de Bataille, El Círculo Vicioso, Economía Libidinal, Tiqqun, L. Silvestri y otras incorporaciones.

No hay autor ni sujetos, justicia ni moral, mucho menos verdad: el materialismo es una expedición hacia lo más bajo de la materia, aquella materia que se resiste a ser aprehendida, reglada, separada; sólo puede ser explorada. Enredarse en los las palabras, sin buscar verdades. Vagar entre las fisuras de la creencia, sin nada para aprender. Habitar la confusión, dejarse afectar, dejar de lado la coherencia para establecer una comunicación imposible con una filosofía contagiosa, delirante y maldita.

La humanidad, esa invención reciente, ese dibujo sobre la arena que será borrado por el oleaje. Pensar en nombre de la especie supone un provincianismo miserable, y nos urge liberar al PENSAMIENTO de las ataduras de la humanidad, explorar sus alianzas con materiales inhumanos.

el Materialismo Libidinal es una teoría del deseo incondicional (no-teleológico)

susurran las voces…

Nosotrxs, Materialistas Libidinales

“Nadie puede “ser” un materialista libidinal. Esta es una “doctrina” que solo puede sufrirse como una abominación, un tintineo de los nervios, la combustión de la razón articulada y la rabia nauseabunda del pensamiento. Es una hiperlepsia del sistema nervioso central, que arruina los regímenes adaptativos del cuerpo y consume sus reservas a través de convulsiones rítmicas que no sólo son inútiles, sino devastadoras. Schopenhauer ya sabía que el pensamiento es desastroso a nivel médico, Nietzsche lo demostró.”

-SdA, p. 33

Adentrarse en el materialismo libidnal implica destruir ese “yo”, sujeto o persona que pueda “ser” materialista. La consciencia es una interfaz berreta, diseñada para apaciguar y adiestrar los rugidos de la tierra. Desnudamos al pensamiento para encontrarlo en lo real; un flujo de experiencia pre-personal y a-subjetivo que padecemos en la carne del cuerpo terrestre COMO UNA ENFERMEDAD.

En esta conspiración no hay lugar para decisiones, responsabilidades, acciones, intenciones. Cualquier apelación a alguna noción de libertad humana desacredita cualquier pensamiento, sin excepción.

Nuestros métodos se vuelcan hacia la acentuación de la intensidad que lleva desde la insurrección al delirio no-egoico. Nos interesan más las perforaciones que las proposiciones; hackear las compuertas que protegen a la civilización de un diluvio de energía impersonal. Nos impulsa una pasión por (y desde) lo sagrado para explorar las formulaciones más extremas de una filosofía de la inmanencia.

Fabricaremos armas de guerra para conectarnos con el afuera. El afuera, aparece como el monstruo de Frankenstein, con el centello del relámpago en las altas horas de la lúgubre noche mientras la lluvia atomista tamborilea fuera. Arrojando brillantes destellos como una conmoción del pensamiento, aparece como el “mensajero de un problema” que pinta de negro un mundo atemorizado.

El deseo

Nuestro cuerpo es La Tierra, nuestro deseo es la propia la trayectoria de la energía solar. Nos arrojamos a ese caos sin agencia en una lucha sin cuartel contra la trascendencia. Te despojé de la voluntad y de la persona como si se trataran de collares y cadenas. Y lo que queda después de eso es algo maquínico, inhumano, más allá de la emoción y de la sujeción.

El deseo, las pulsiones, cada átomo y cada sistema nervioso es una pequeña usina libidinal. Lo orgánico y lo inorgánico, lo biológico y lo maquínico, son ambas extensiones de una líbído submolecular, de un deseo energético que impulsa a la materia indeterminado y sin intención. La vida es un laberinto que huye de sí, una fuga sin objetivo.

¿Una creencia?

La creencia, otra representación que aprisiona al pensamiento, regurgitándolo en circuitos económicos, despojándolo de su misterio y peligro. Porque precisamente, son lxs escépticxs peligrosxs a los que Kant teme, “una especie de nómadas que abominan de la asociación civil” y que provienen de una zona salvaje más allá del conocimiento. El pensamiento está en el desconocido. Son lxs exploradorxs, es decir, rutas de invasión a lo desconocido. Es a través de estos inhumanistas como la muerte abrupta del cero chamánico infiltra su locura contagiosa sobre la tierra.

El materialismo no es tanto una doctrina sino una expedición, una salida alpina desde la clausura socialmente vigilada. Es, en primer lugar, “la negación de la base misma de toda filosofía”. Así, explorar una materia acategorial es abrirse camino a través de una materia y un azar que son una turbulencia “más allá de todos los ajustes”. No ofrece proposiciones para juzgar, sino sólo caminos para explorar.

Una forma extrema de nihilismo sería la opinión de que toda creencia, todo tener-por-verdadero, son necesariamente falsos porque no existe en absoluto un mundo verdadero.

Materia acategorial

No se puede asignar una categoría a la materia sin recuperarla al mismo tiempo para el idealismo, el problema de Nietzsche con la “cosa en sí” era que proponía “una forma ideal de la materia”, un sitio trascendental (puesto en cuarentena) de la verdad integral, un “mundo real”. No hay cosas-en-si porque de hecho no hay cosas: “la “coseidad” es algo añadido por nosotros, por necesidades lógicas”.

La materia libidinal es aquello que resiste una relación de trascendencia recíproca contra el tiempo, se aparta de la pasividad de la sustancia física. Implica un proceso de mutación que carece de agencia y es irreductibe a la cadena causal. Devora al orden antes de que este pueda nacer.

Contra la Filosofía

Este Nietzsche es un poeta de dientes afilados en guerra contra los filósofos (sacerdotes); un pensador que busca hacer la vida más problemática. Se enfoca en un deseo que resuena con la realidad que nos confunde, no con una “racionalidad” que nos sacaría del laberinto.

Complicar el pensamiento fortalece el ímpetu de una confusión activa/enérgica (delirio), en contra de las fuerzas reactivas cuya tendencia obsesiva es resolver o concluir (neurosis). Pondremos al pensamiento en contra del conocimiento, es decir, contra la “voluntad de verdad”.

Amar la sabiduría (philos-sophia) es querer estar quieto, obedeciendo al Eros narco-platónico, la filosofía remite al final del deseo. Mientras que La Muerte de Dios es un giro del azar, y un giro del azar no es un concepto que pueda ser aprehendido, sino una dirección en la que ir.

El gasto

El universo es energético, y el destino de la energía es el desperdicio total. La energía del sol se descarga de forma unilateral y sin diseño alguno. Esa fracción de radiación solar que golpea los recursos terrestres, todo esfuerzo terrestre, provocando la febril obscenidad que llamamos “vida”.

La vida aparece como una pausa en el camino de la energía; como una precaria estabilización y complicación de la descomposición solar. Producir es gestionar parcialmente la liberación de energía en su pérdida. La muerte es el único fin. La “utilidad” es la caracterización de una función que no tiene más sentido que un gasto que se le escapa. El orden de la historia occidental es el desvío de esta “utilidad relativa” hacia un valor absoluto. Una moralidad esclava coloniza el valor, subordinándolo a la definición de “aquello que sirve”. Lo “bueno” pasa a ser utilidad.

La verdadera trayectoria de la pérdida es la “inmanencia”. El gasto es irreductiblemente ruinoso porque no es meramente inútil, sino también contagioso. Nada es más contagioso que la pasión por el colapso.

Religión

En su aspecto profano, la religión es marcializada por una concepción de Dios; garante del ser persistente, principio último de la utilidad. La humanidad, acurrucada a la sombra de sus dioses, es el proyecto de la abolición del gasto: una ley insostenible.

Profesamos una religión sin Dios, un chamanismo en comuniación con la muerte, UN RETORNO A LO SAGRADO, una aniquilación virulenta de Lo Humano y su mundo, “destituir el estado actual de las cosas” con este comunismo conspirador; que pone la vida en común desgarrando las fronteras rígidas y necrosadas de los cuerpos, uniendo las carnes vivas en una orgía de comunicación imposible.

Devenir nodos de este enjambre anempático, invadir como una plaga el ciberespacio, con nuestra multiplicidad anorgánica, ser replicantes-máquina, mente-colmena, una inconsciencia emanando sin barreras como los movimientos libidinales de la propia materia.

Etiquetado como Materialismo Libidinal, Nick Land

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